Si te dedicas o estás pensando en dedicarte al cuidado de las personas dependientes, debes saber que el objetivo principal es aportar un cuidado de valor que ayude a mejorar su calidad de vida. Que sus necesidades vitales estén cubiertas es la prioridad, pero también se trata de una labor de acompañamiento y de tratar que su situación mejore en la medida que se pueda.
Cuidado de las personas dependientes
Un reto fundamental a varios niveles se presenta con el cuidado de las personas dependientes. A nivel tanto social, como familiar, como individual. Existen dos tipos de cuidadores: los formales y los informales. En este sentido, los formales son aquellos profesionales que como técnicos o enfermeros desempeñan esta actividad a cambio de una remuneración. Mientras que los cuidadores informales son aquellos amigos, familiares o vecinos que se dedican al cuidado de las personas dependientes.
Con frecuencia se centra el cuidado en un cuidado físico o en atender las necesidades que, tal vez por falta de movilidad, la persona dependiente no pueda desempeñar. Pero hay un factor emocional muy importante que también debe ser cubierto por los cuidadores. El acompañamiento también reside en ayudar a mantener la alegría o la ilusión en aquellas personas que por alguna razón son dependientes y no pueden valerse por sí mismos. La compañía, el hablar, el hacerles llevar a cabo alguna tarea cognitiva es fundamental para mejorar y mantener una calidad de vida digna para todas las personas.
Tareas diarias
Además, la figura del cuidador de personas dependientes va más allá, tratando de realizar un plan de actividades de la vida cotidiana como el comer, el baño, vestirse, etc. De igual forma, es muy importante que se genere un clima de confianza entre el cuidador y la persona dependiente, para facilitar aún más la convivencia y garantizar un clima de tranquilidad. El cariño y el apoyo también son fundamentales.